domingo, 18 de septiembre de 2016

El cerdo considerado el "sexto sabor"

A manera de introducción

¿Qué tiene el cerdo para que sea tan apreciado por el mundo? Para muchos la grasa del cerdo en específico se le denomina el “sexto sabor” después del umami, según el científico y naturalista Plinio nos comenta que “su carne tiene 50 sabores, la del resto de animales, solo uno.” (Citado en, Cocina Semana, 2016, parra. 2). Donde hay grasa hay sabor, de ahí que muchas son las técnicas que se emplean en alimentos magros y en algunos casos desabridos e insípidos para dar ese aporte a grasa, jugosidad y sabor como las técnicas de albardar, lardear, el confit y glacear donde  no es para nada extraño que se usa es la grasa del cerdo en la tocineta y el jamón, empella etc. para dichas técnicas. Por eso es que para muchos chefs expertos en la cocina la grasa del cerdo en particular es considerada como “el sexto sabor de la cocina.”

El cerdo está lleno de contradicciones que según la revista Cocina Semana lleva más de 10.000 años de controversias. Para algunos es un animal admirado por su sabor (por su rico sabor a grasa), para otros es vilipendiado por su suciedad y para otro grupo es casi como si fuera un dios en el caso de Papúa Nueva Guinea.

Con respecto a Europa la cuna de toda cocina y de históricas tradiciones culinarias: “La figura del porquerizo –quien cría a los cerdos– es exaltada en los poemas homéricos; y varias leyendas célticas los admiran: algún texto galés de la Edad Media señala que el mago Merlín mantenía rodeado de cerditos, quienes eran sus confidentes.” (Cocina Semana, 2016, parra. 12).

En fin,
Mucho se ha dicho del cerdo a lo largo de la historia. Y mucho se dirá. Le han dedicado las alabanzas más hermosas y los insultos más despectivos. Se le llamará de mil maneras, y hasta, seguramente, se van a inventar nuevas palabras para recordarle que él no es el más limpio de los animales. Mientras tanto, su carne, tal como dijo Plinio, seguirá ofreciendo innumerables –y suculentos– sabores. Seguirá generando pasiones, amores y odios pero nunca le será indiferente a nadie. (Cocina Semana, 2016, parra. 13).

Es por esto que en este pequeño trabajo se pretende mencionar dos productos específicos del cerdo, a saber, el jamón serrano e ibérico, donde se menciona una breve historia, su proceso y del porqué de su exquisitez para muchos.

Brevísima historia del cerdo

Empezó a ser domesticado por el hombre en la región actual de Anatolia (Turquía). A partir de ahí el cerdo se expandió rápidamente al sur de Asia, a Asia Central, a África y a Europa. Por ejemplo, hay evidencias de que el consumo de su carne adquirió gran importancia en la Antigua China hacia 4.300 a.C. los griegos, que expandieron su consumo por Europa, hicieron culto de su crianza alimentándolos con exquisiteces”, señala Anina Jimeno Jaén en su libro El sabor de las palabras. (Citado en Cocina Semana, 2016, parra. 4) Años después, Cristóbal Colón llevó ocho cerdos a América en su segundo viaje (1493) con lo cual este animal, tan rápido como siempre, se multiplicó y se expandió en el nuevo mundo.  Eso se convirtió, a la larga, en un elemento de discordia entre el judaísmo y el islam frente al cristianismo, algo que se hizo evidente en la España medieval.





El jamón


Jamón Ibérico

Breve historia del Jamón Ibérico y su denominación de origen.

La elaboración de jamón curado a partir de las razas autóctonas existentes en los países del sur de Europa nos remite a los orígenes históricos de la península Ibérica de lo que dan cuentan las pinturas rupestres y las grandes esculturas de verracos de piedra labradas toscamente. Se pueden encontrar esculturas primitivas de piedra que representan animales, entre los cuales pueden reconocerse cerdos, en distintos lugares al suroeste de la Península Ibérica; siendo las más conocidas las de Guisando (Avila) y Monleón (Salamanca). Aunque también se localizan en las provincias de Zamora, Toledo, Madrid, en Portugal o en la provincia de Cáceres, entre otros lugares, en cuyo Museo de «Las Veletas» se puede contemplar un magnífico ejemplar de semental datado entre los siglos IV a II a J.C. procedente de la localidad de Madroñera, y se cita la existencia de alguno más hallado en Tamuja.

Lo cierto es que el consumo de carne y productos del cerdo estaba ya bien establecido en la primera dieta verdaderamente mediterránea, la romana; donde era la carne más consumida y su charcutería apreciada en todo el imperio. Así lo atestiguan tanto Estrabón como Marcial (siglo I a. C.) y en particular Catón «el censor» (que vivió entre los siglos III y II a. C.) que nos dejó su famosa «receta» para salar y curar los perniles; o las monedas romanas en forma de pata de cerdo o jabalí, que se encuentran dispersas por diversos museos europeos; entre ellos el British Museum de Londres, el de St. Germain en Laye (en las proximidades de París) y la Biblioteca Nacional de Francia.

El jamón ibérico hoy

En los últimos años el jamón Ibérico ha dejado de ser un plato exclusivo de casas adineradas y de renombrados «chefs» y se ha «popularizado». El importante aumento del poder adquisitivo que se produjo tras el ingreso en la UE en 1985, ha supuesto un aumento espectacular en la producción de jamón Ibérico, que se acerca ya a los 3 millones de piezas/año, aumento que ha sido absorbido mayoritariamente por el mercado nacional.

Crianza y sacrificio del animal de acuerdo a la calidad del jamón Ibérico

El cerdo Ibérico es una raza adipogénica con gran capacidad para acumular grasa y ésta es una característica clave. Se trata de un animal rústico, no sujeto a la presión de selección para producir carne a toda costa por lo que todo su cuerpo se encuentra cubierto de un espeso manto de tocino y sus músculos se infiltran de finas vetas de grasa. Además, los cerdos Ibéricos destinados a la elaboración de jamones se sacrifican habitualmente a una edad (>1012 meses) y un peso elevado (160-180 kg) y siempre son castrados.

La calidad del jamón Ibérico se vincula a tres factores fundamentales: la raza, la alimentación y el proceso. Aunque los tres son esenciales, es la alimentación de los animales durante la fase de engorde en montanera, recebo (alimentación mixta: montanera + pienso) o a base de pienso exclusivamente (cebo), el que tiene una importancia más destacada sobre la calidad final. Por ello, desde siempre se viene asociando la calidad del jamón con el sistema tradicional de explotación; y, sobre todo, del engorde de los animales a base de bellotas e hierbas en extensivo (lo que conocemos como «montanera»).

Las características peculiares del jamón Ibérico guardan también una estrecha vinculación con los factores de proceso climáticos y humanos (en el modo de elaborar, en el saber hacer que se trasmite entre generaciones) que se dan en concreto en varias localidades del Sur-Oeste de la Península (Guijuelo, Montánchez, Fregenal, Jerez, Monesterio, Jabugo).

Las diferentes condiciones (sal, humedad, temperatura, duración) que se dan en las distintas etapas del proceso y, asimismo, en los jamones elaborados en diferentes localizaciones geográficas modifican el transcurso de las reacciones de la maduración y, en consecuencia, el balance de los compuestos sápidos y aromáticos del producto. Otro factor fundamental para la calidad del producto es el largo período madurativo, cerca de dos años.

En resumen, el momento óptimo para el consumo podría alcanzarse a partir de los 20 meses para los jamones Ibéricos de montanera con un procesado tradicional de doble «estufaje»; se alargaría a 24 meses si la temperatura en bodega es constante a 20 ºC, y el proceso también se debería prolongar hasta los 30 meses para los jamones de baja salinidad y procesados a temperaturas más moderadas.





Tipos de cerdo ibérico
·      Cerdo ibérico de bellota: Son animales sacrificados entre enero y marzo, cuando tienen entre 18 y 24 meses. Se ceban en libertad en las dehesas, donde aprovechan las bellotas e hierbas que encuentran. Cada cerdo debe disponer de una hectárea solo para él.
·      Cerdo ibérico de recebo: Son animales que comen poca bellota y mucho pienso (se les suministra dos veces al día). Su sacrificio se lleva a cabo entre abril y mayo, cuando tienen unos 16-18 meses. En una hectárea se ceban 5 cerdos.
·      Cerdo ibérico de cebo de campo: Estos animales no prueban la bellota, se alimentan con pienso. Están sueltos en recintos donde por cada hectárea se ceban 15 cerdos. Su edad de sacrificio es de 12 a 15 meses.
·      Cerdo ibérico de cebo: Se cría en intensivo a base de piensos. En los corrales se puede cebar un cerdo por cada 2 metros cuadrados. Estos animales se sacrifican con 10-12 meses.

Jamón Serrano

Breve historia del Jamón Serrano y su denominación de origen.

Ya en el siglo II a.C se hacía mención en mensajes de Plinio el Viejo, a un sistema de conservación de la carne de puerco, que con el tiempo, adquiría aromas y sabores especialmente gratos. Posteriormente, la más granada Literatura Española ha hecho referencia a nuestro producto más emblemático: desde el Cantar de Mio Cid, pasando por Cervantes y Lope hasta llegar a los últimos poetas contemporáneos, juglares y cantantes, han glosado las virtudes del Jamón Serrano, dando quizás una de las mejores muestras publicitarias que cualesquier producto pudiera obtener.

El Jamón Serrano, se convierte en el primer producto agroalimentario español que alcanza este reconocimiento, y el primero en Europa de origen cárnico que queda registrado con reserva de nombre: JAMÓN SERRANO. Es decir, que solamente podrá disponer de la denominación de venta “Jamón Serrano”, aquel producto que haya superado los estrictos controles de calidad establecidos en la U.E. para su elaboración y que hayan sido así, avalados por Entidades Independientes de Control debidamente habilitadas.

Tipos de jamón serrano:

Jamones procedentes de Cerdo Blanco (diferentes razas: Lardwhite, Landrace… y sus cruces): dentro de esta categoría encontramos dos facciones diferentes:

·      Jamón SERRANO: aquel que está sometido al control de Entidades de Certificación que garantizan el cumplimiento de las exigencias de calidad comunitarias que contiene la ETG del Jamón Serrano.
·      Jamón CURADO: se comercializa sin haberse sometido a estos estrictos controles de calidad que marca la ETG del Jamón Serrano.

Crianza y sacrificio del animal de acuerdo a la calidad del jamón Serrano

Desde los arcaicos tiempos de los romanos, poco ha variado la esencia del sistema productivo; seguramente, porque los ingredientes empleados son sencillos y no ha habido necesidad de suplantarlos en tanto tiempo: carne de cerdo, sal marina y los vientos de la sierra.

Ya se apuntaba antes que el proceso de elaboración, en esencia, resulta extremadamente sencillo. Se trata de disponer de perniles frescos de cerdos blancos sanos y bien alimentados, frotarles con sales nitrificantes para evitar la proliferación de algunos microorganismos indeseables (principalmente del género Clostridium), mantenerlos en sal marina por un periodo aproximado de 1 día por kilogramo de jamón fresco, a bajas temperaturas (por debajo de 4ºC) y elevadas humedades relativas (por encima del 90%), y una vez salados, proceder al lavado y eliminación de restos de sal en la superficie, para poder colgarlos en perchas o ganchos o carros y que de esta manera sufran el proceso de curado. El proceso de curado sigue el ciclo estacional en cuanto a temperaturas y humedades; comienza con el salado a muy baja temperatura y humedad elevada (fase de invierno); una vez lavados los jamones, se cuelgan y se someten a bajas temperaturas (hasta 6ºC) y elevadas humedades (75-85%) durante un periodo aproximado de dos meses (fase primaveral: postsalado); poco a poco las temperaturas se van elevando (hasta los 20- 30ºC) y se reduce la humedad (sin bajar del 60%), para que el jamón sude y vaya perdiendo el agua; en definitiva, para que vaya “curando”; esta fase (fase de verano) se alarga durante 3 a 8 meses, según la velocidad con que abordemos el proceso; finalmente, se mantiene el jamón en reposo unos meses para estabilizar aromas y texturas (fase otoñal).

En función de algunos parámetros, obtendremos un jamón serrano de mayor o menor calidad. Los principales aspectos que han de buscarse durante el proceso productivo son, por orden de importancia:
·         Contenido graso de los perniles frescos; a mayor cantidad de grasa, mejor potencial en calidad para el producto final. Hemos de considerar que es la grasa la que le proporciona al jamón el sabor típico.
·         Tiempo de curación: a mayor tiempo de curación, mayor calidad. Busquemos un ejemplo tipo: hacer un cocido en media hora dejaría los garbanzos duros y el condumio poco ligado; el cocinar lentamente nos permite que los sabores se combinen, las carnes cedan sus aromas, las texturas se suavicen… Busquen jamones serranos de larga curación; a ser posible de más de 12 meses de curado.

Y finalmente, consideremos “la mano del artista”, del maestro jamonero, sujeto imprescindible en cualquier secadero de jamones; su ausencia se convierte en el único obstáculo para otros países a la hora de aprender a elaborar jamón serrano. El toque maestro le da a cada jamón serrano el remate oportuno.





Conclusión

La historia confirma definitivamente que el cerdo y su sabor es casi inigualable. Así lo demuestran dos de los productos milenarios: El jamón serrano y el jamón ibérico; dos productos de extremada exquisitez y posicionándolos históricamente como “delicatesen”.
Estos dos productos demuestran y tal como lo vimos en este trabajo que el cerdo es historia, no podemos hablar de cocina sin pasar por el cerdo. Estos productos han sido el emblema máximo de España por siglos.

Con este trabajo queda demostrado que no es exagerado decir que la grasa del cerdo es el “sexto sabor” y que el cerdo es un producto tanto versátil como milenario.

Que este trabajo sea una pequeña introducción y una reflexión a la cantidad de  veces que le tocará prepararlo a un cocinero cada vez que un comensal lo requiera, y, ¿cuantas veces se usará el cerdo en las cocinas?


Referencias bibliográficas

Cocina Semana. (2016). Entre amores y odios. Recuperado de http://www.cocinasemana.com/edicion-impresa/articulo/historia-del-cerdo-en-la-cocina/32747
Cabrera López, María Elena. Elaboración de curados y salazones cárnicos: carnicería y elaboración de productos cárnicos (UF0354). Málaga, ES: IC Editorial, 2011. ProQuest ebrary. Web. 8 September 2016.
Huerta Dana, M. (s.f.). El jamón serrano. Recuperado de http://www.colvema.org/PDF/4449Jamones.pdf
Ventanas, J. (2006). El jamón Ibérico: de la dehesa al paladar. Madrid, ES: Mundi-Prensa. Retrieved from http://www.ebrary.com




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