A manera de Introducción
Cocina Colombiana, preciosísima y riquísima, compleja,
abundante, histórica y aborigen. Así quiero comenzar este trabajo como una
profunda reflexión de nuestra identidad gastronómica. Es una cocina bella, pero
olvidada por nuevas generaciones jóvenes que conocen muy bien lo que es una
paella, pero no saben lo que es un arroz endiablao. Es una pena que prefieran
la cazuela de mariscos española y no sepan lo que es un encacao de camarones,
delicia de nuestras costas. De no ser por la preocupación desesperada de muchos
investigadores de la cocina colombiana y por la bibliografía que hoy tenemos,
migajas del pasado, nuestra raíz cultural gastronómica desaparecería
miserablemente como muchos otros credos. Es una pena que nuestra generación no
sepa cocinar, o al menos no conoce la riqueza que existe en nuestro país.
Illera (2012) en su libro Nuestras cocinas desde el Nuevo
Reino de Granada (siglo xvi) hasta la República (siglo xix), a la luz de los
escritos de algunos cronistas y viajeros, expone y resume de manera sencilla
pero contundente lo que quiero decir:
Hoy no me puedo imaginar la cocina italiana sin nuestros
tomates, ni la francesa y española sin nuestras papas, como tampoco las cocinas
y la industria en general sin nuestro maíz. Por vía de la imaginación me
enfrento entonces a un amplio inventario de cultígenos americanos y tomo
conciencia de cuánto le debe el Viejo Mundo a nuestra América. (p. 11)
Es un clamor que hago en este pequeño trabajo sobre la
imperante necesidad de exaltar lo nuestro y dejar de una vez por todas de
arrodillarnos ante las cocinas ajenas.
-Juan Camilo Hernández-
El maíz
Historia del producto
De acuerdo con Anglería (1944) “el maíz es el pan del
pueblo” (citado en, Patiño, 2012, p. 49)
Este cereal constituyó el alimento más importante en América
a lo largo de 100 grados geográficos. Se comía tostado, hervido y en formas
diversas. La arepa o erepa era del dominio orinóquico de Venezuela, mientras
que en la costa ecuatoriana de Portoviejo lo comían en forma de tortillas
(Oviedo y Valdés, 1959, V, 97). “Entre estos indios de que voy tratando, y en
sus pueblos, se hace el mejor y más sabroso pan de maíz que en la mayor parte
de las Indias, tan gustoso y bien amasado, que es mejor que alguno de trigo que
se tiene por bueno” (Cieza, 1984, I, 71). De Portoviejo para el sur, se comía
maíz cocido y no en forma de pan (Oviedo, 1959, V, 106). Masato para ritos
funerarios se hacía en Venezuela (Oviedo y Valdés, 1959, III, 31, 34) y
ordinariamente una mazamorra rala de maíz, llamada cara (ibid., 33). Otras
informaciones sobre el maíz y sus formas de consumo pueden verse aparte
(Patiño, 1964, II, 92-154, citado en, Patiño, 2012, p. 104).
Las condiciones socioeconómicas creadas por la introducción
de la economía mercantilista y capitalista, que no existía en América, fueron
las que más duradero impacto tuvieron en las escaseces y hambres de varios
períodos históricos. Una parte sustancial de la población indígena, la que
producía la comida, fue echada a las minas o a trabajos en haciendas de
españoles, por lo que no podían atender, a veces, ni aun a la subsistencia de
sus propias familias. Varios conquistadores o funcionarios españoles fueron monopolizadores
de suministros, especialmente de maíz, cereal que se puede almacenar (Patiño,
1965-1966, 331-334, citado en, Patiño, 2012, p. 56)
El maíz tostado y la harina de maíz le disputan al cazabe el
primer lugar. Con él se aprovisionó Juan de Vadillo para su expedición desde
Cartagena hasta el valle del Cauca, en 1537-1538 (Castellanos, 1955, III, 132).
“Llevarán [los soldados en las expediciones] harina de maíz tostado lo más que
pudiere, porque es el perfecto matalotaje para hacer sus mazamorras, que es lo
que más sustenta y hace menos balume” (Vargas Machuca, 1892, I, 156, citado en,
Patiño, 2012, p. 56).
Aun el maíz tiene razas que no son del todo inocuas. En la
época colonial se registró la presencia, en la región de Muzo, del maíz
peladero: “Se da muy bien y con abundancia el maíz en todas partes, pero en
algunas es tan venenoso y nocivo que el que lo come se pela y muda las uñas,
sea hombre, ave o animal y si moran indios en partes donde se da este maíz,
nacen de las mujeres muchos monstruos (Simón, 1953, IV, 222, citado en, Patiño,
2012, p. 61) No obstante, el zoólogo Roulin hizo un estudio sobre esta raza en
el período de 1824 a 1828 (Roulin: Boussingault, 1849, 262-266).
Posteriormente
se ha sospechado que dicho maíz pudo haberse producido con tales
características en suelos con exagerada proporción de selenio. (Patiño, 2012,
p. 62).
En la Nueva Granada, las tribus de los Llanos, cuando
cosechaban el maíz, inmediatamente lo comían y bebían todo (Aguado, 1956, I,
598, citado en, Patiño, 2012, p. 61).
El maíz– se cultivaba hasta muy lejos al norte y al sur de
la línea ecuatorial, y desde el nivel del mar hasta las mesetas altoandinas.
(Patiño, 2012, p. 106).
El maíz como bebida
La predilección del amerindio por los alimentos líquidos
está patentizada en todas las fuentes documentales disponibles. No solamente
hicieron bebidas de granos, como el maíz y la quínoa, y de tubérculos, como la
yuca y la batata, sino de muchas frutas. (Patiño, 2012, p. 107).
Masato
Recibieron en América los nombres de masato, aparentemente
de raíz caribearawak; atole, cuando era de maíz crudo, y pinolate, cuando era
de harina de maíz tostado (pinole, náhuatl). La chucula es harina de maíz
blando o harinoso con adición de cacao. También se hacía con pulpa rallada de
yuca. Masato. Los pijaos dieron un asalto a la primitiva Ibagué el 10 de julio
de 1603: al salir en su persecución, se halló un rancho donde habían pasado la
noche, y en él, entre otras cosas, “masato, sustento de indios, envuelto en
unas hojas” (Ortega Ricaurte, 1949, 127, citado en, Patiño, 2012, p. 108). En
otros episodios de la lucha contra esos indómitos aborígenes, se constató el
consumo de masato, ora como alimento de sostén, ora para bebida fermentada
(Simón, 1953, IX, 11, 82, 90, citado en, Patiño, 2012, p. 108)
Chicha
Parece fuera de duda que la chicha de maíz se utilizó en
mayor escala que la de otras plantas. El carácter temporal del maíz hacía fácil
la obtención del grano, que en climas calientes se puede cosechar de cuatro a
seis meses, mientras que la yuca, aun la más precoz, no gasta menos de 10 meses
a un año para estar de arranque. Hay sospecha de que algunas variedades de maíz
de pericarpo rojo, rosado o morado fueron seleccionadas así para obtener
bebidas coloreadas. El primero que hizo esta observación fue Cristóbal Colón,
en Pania (bebida una blanca y otra casi negra) (Colón, H., 1947, 225, citado
en, Patiño, 2012, p. 114), y en la costa de Panamá (vino blanco y tinto de
maíz) (ibid., 298). Los motilones elaboran chicha de un maíz rosado (Wavrin,
1937, 139, citado en, Patiño, 2012, p. 114). En la costa norte del Pacífico,
entre los cholos se conocen con nombres distintos, variedades de colores, para
hacer la chicha (experiencia personal). Fue práctica seguida en toda América la
masticación de algunos granos de maíz para echar a la masa o grano triturado,
con el objeto de acelerar el proceso de fermentación. Los indígenas de las
misiones de capuchinos del Caroní se bebían el maíz en chicha (1755) (Cuervo,
1894, IV, 223, Patiño, 2012, p. 115). Cuando Pedro de Heredia llegó al Sinú en
1533, halló cantidad enorme de chicha en una sepultura (Aguado, 1919, II, 45,
Patiño, 2012, p. 115). De allí hacia el occidente, se usaba chicha de maíz
(Enciso, 1948, 218, 219, 224, Patiño, 2012, p. 115). En el Amazonas, pese a ser
predominantemente yuquero, se hacía también chicha de maíz (Figueroa, 1904,
206, citado en, Patiño, 2012, p. 115).
Abundancia de maíz
Cuando Jorge Robledo llegó con su gente a los gorrones, en
1539, halló tanto maíz y pescado que se pudiera estar dos meses con su gente
invernando “y no lo acabara… Estos indígenas tenían abundancia de
mantenimientos, por darse al año dos cosechas de maíz y de chontaduro. Respecto
a la sazón de alimentos con sustancias minerales, sustituían la sal con ciertas
plantas cocidas hasta la concentración.” (Robledo: Cuervo, 1892, II, 438,
citado en, Patiño, 2012, p. 129).
Utensilios
Piedra de moler
A todo lo largo del continente donde existió el cultivo del
maíz, quedan restos de piedra de moler, unas labradas, otras naturales. (Stone,
1958, 18, 26, 49, citado en, Patiño, 2012, p. 152). Complemento de la piedra de
moler es la piedra de mano o destral. La primera se llama en quechua callacha,
y el destral, de forma medialunar, tanay; el conjunto recibe el nombre de
maray. (Patiño, 2012, p. 152)
Pilones
Los pilones para maíz se fabricaban por los indígenas, de
las maderas más duras que se conseguían en cada área. En Sevilla, Valle, se
recuperó por los guaqueros un pilón de madera de laurel peña (¿Eugenia?) con su
manija (Arango, C., 1927, 156, citado en, Patiño, 2012, p. 155). También se
usaba la madera de nogal Juglans neotropica (ibid., 160). Los achaguas entre Casanare
y Meta usaban, para quebrantar el maíz, pilones y manillas de madera (Ojer,
1960, 184, citado en, Patiño, 2012, p. 155). Lo mismo en el Perú (Cobo, 1890,
I, 343, citado en, Patiño, 2012, p. 155). Canoas de madera de 7’ x 3’ x 3’,
para preparar la chicha, usaban los yurumanguíes de la costa occidental (Jijón
y Caamaño, 1945, IV, 498; JSAP, XXXIV [1942], 1949, 6, citado en, Patiño, 2012,
p. 155).
Cocina en el valle del Magdalena
La manera de cocinar o aderezar sus comidas es esta: toman
una gran olla y pónenla al fuego, y allí echan mucha cantidad de hojas de
auyamas, bledos y otras legumbres silvestres, y algunas veces por cosa muy
principal, echan de las propias auyamas, y llena la olla de estas legumbres y
agua danle fuego, y estando a medio cocer échanle dentro dos o tres puñados de
harina de maíz, y aunque no esté bien cocido sácanlo y cómenselo, sin dejarlo
mucho enfriar, con tanto gusto y sabor como si fuese otra cosa de más
sustancia; y comido esto por la mañana y bebido algún vino de maíz, que es su
principal sustento, se van a trabajar a sus labores, y no comen más hasta que a
la noche vuelven. (Aguado, 1956-1957, II, 82-83, citado en, Patiño, 2012, p.
148)
Cocina indígena
Tienen de continuo una olla al fuego, y siempre está llena,
y en ella pueden caber dos arrobas de agua, unas veces está llena de plátanos,
otras de maíz, otras de cogollos de yerbas (o como aquí llaman) de yuyos.1
Tienen para su alimento el maíz, los chontaduros, yucas, fríjoles y varias
otras cosas y raíces. De la yuca no comen la raíz sino la hoja. El tabaco lo
cogen tierno y lo echan en la olla, con otras yerbas, y lo comen cocido. comen
poca carne, y eso ha de ser paujil o pava. Comen pescado que allí hay en
abundancia, y son muy propensos a la embriaguez, de que mueren muchos, pues en
el tiempo en que yo estuve, murieron cuatro de las bebezones que en aquellos
días tuvieron... (Ortiz, 1954, 196-197, citado en, Patiño, 2012, p. 148).
Departamento al cual pertenece
Tabla 1. Principales lugares de Colombia donde predomina el
maíz
Lugar
|
Principal ingrediente
|
Preparación ancestral
|
Llanos del Tolima
|
A base de maíz y queso
|
Almojabana
|
Antioquia
|
Disco de maíz cocido, molido con o sin sal
|
Arepa
|
Valle
|
Hecha
de maíz zarazo triturado con el pericarpo
|
Arepa de canchosa
|
Costa Pacífica
|
Especie
de colada de maíz
|
Birimbí
|
Costa Atlántica
|
Maíz
cocido molido, envuelto en hojas varias y hervido
|
Bollo limpio
|
General
|
Masa
de maíz molido, con queso, frita en aceite
|
Buñuelos
|
Chocó
|
Arepa
delgada de maíz
|
Cachitanta
|
Valle, Chocó
|
Costra
de maíz que queda en el asiento de la vasija en que se cuece la masa
|
Carantanta
|
Popayán
|
Harina
de maíz tostado con azúcar
|
Cauncha
|
Valle
|
Bizcocho
de maíz cuadrado, con grasa de cerdo horneado
|
Cuaresmero
|
Tolima, Chocó
|
Cacao
con harina de maíz Mazamorra de plátano Plátano con huevo
|
Chucula
|
Valle
|
Generalmente
de maíz tierno hervido en hojas del mismo
|
Envueltos
|
Valle
|
Maíz
mezclado con pulpa de pacó, Gustavia superba
|
Guacho
|
Tolima
|
Bebida
dulce hecha con maíz con arroz fermentado
|
Guarrús
|
Cundinamarca
|
Bollo
de maíz con sal, cocido envuelto en hojas
|
Insulso
|
Colombia en general
|
Granos
pelados de maíz cocido y el caldo resultante
|
Mazamorra
|
Colombian en general
|
Maíz
entero cocido, despellejado o no
|
Mote o mute
|
Magdalena-La guajira
|
Bollo
de maíz con tubérculos
|
Naiboa
|
Colombia en general
|
Pasta
solidificada de maíz molido, leche, dulce y especias
|
Natilla
|
Popayán
|
Sopa
de maíz crudo molido
|
Sango
|
Cundinamarca
|
Maíz
cocido con hojas de auyama
|
Soata
|
Colombia en general
|
Masa
de maíz o arroz, con carnes varias y condimentos, que se cocina envuelta en
hojas
|
Tamales
|
Fuente: Patiño (2012)
Proceso de elaboración del producto
Imagen 1. Estado vegetativo del maíz
El desarrollo de la planta de maíz se realiza en varias
etapas reunidas en dos momentos principales: el estadio vegetativo y el estadio
reproductivo.
De acuerdo con Ospina Rojas (2015):
El maíz tiene un amplio rango de usos, mayor que cualquier
otro cereal, como alimento humano y animal, como grano y forraje y para uso
industrial en diferentes formas. A nivel mundial, cerca de 66% del total de
maíz cosechado se destina a la alimentación animal, 20% es consumido
directamente, 8% es usado en procesos industriales para producir alimentos y
otros productos y 6% se utiliza para semilla o se pierde. (p. 18)
Algunos autores indican que de la planta de maíz se elaboran
más de 800 artículos. De sus granos se fabrican 274 productos y sus componentes
estructurales participan en una u otra forma en la elaboración de 605 recetas
culinarias. (Reyes Castañeda 1990, citado en, Ospina Rojas, 2015, p. 19)
De los once tipos de grano de maíz, el pira reventador (Zea
mays L. var. everta) es el único que tiene la capacidad de explotar para
producir crispetas. (Watson, S.A. 1998, citado en, Ospina Rojas, 2015, p. 19).
De los once tipos de grano de maíz, el pira reventador (Zea mays
L. var. everta) es el único que tiene la capacidad de explotar para producir
crispetas. (Watson, S.A. 1998, citado en, Ospina Rojas, 2015, p. 19).
Preparaciones a base del maíz
En Colombia los alimentos más comunes hechos de maíz son:
tortas, arepas, bollos, tamales, empanadas, hervidos y cocidos (mutes, sopas,
cremas, mazamorras, cuchucos, coladas), fritos (buñuelos, rollitos, croquetas,
tortas, pasteles), horneados, panadería y repostería (pan, panochas, galletas,
mantecadas, bizcochos, almojábanas, pandebono, panderos, colaciones, ponqués,
pudines, flanes, natilla, dulces, gofios), bebidas (chichas, peto, guarapo,
sorbete, champús), chocolate criollo, mazamorra, masa de maíz añejo, harina de
meme, quesadillas, tortillas, migas, chócolo asado y maíz tostado. (Colegiatura
Colombiana 2005). En algunos supermercados se vende maíz en forma de choclo o
maíz verde, maíz dulce (sweet corn), choclos en rodajas enlatados y trozos
tiernos (baby corn) (Vélez, J., 2005, citado en, Ospina Rojas, 2015, p. 19).
Elaboración del producto desde el punto de vista industrial
En la transformación industrial del grano de maíz, se
utilizan actualmente los métodos denominados molienda húmeda y seca. Por medio
de la molienda húmeda se extrae entre 93-96% del almidón contenido en el grano,
el cual presenta características especiales para espesantes, pegantes,
capacidad para formar películas y fácil digestibilidad. También se extraen
productos como aceite de maíz, al igual que dextrinas, dextrosa, mieles, malto
dextrinas y pirodextrinas, las cuales se emplean directamente en industrias de
papelería, textiles, bizcochería, panadería, gomas de mascar, confitería,
frutas enlatadas, adhesivos, harinas preparadas, vinos, licores, alimentos
deshidratados, jarabes y alimentos mezclados, concentrados o balanceados o
mezcla de subproductos de la industria para alimentación animal. Del germen del
grano también se obtiene aceite para uso alimenticio, bajo en grasas
insaturadas (colesterol bueno) y para la industria de fabricación de pinturas o
jabón.
Con la molienda seca se busca una completa separación de las
partes estructurales de los granos de maíz (capa de aleurona, pericarpio,
endospermo y germen). Los productos típicos que arroja la molienda seca son:
maíz molido y trillado, empleados en la alimentación animal (34%); sémola y
harinas (60%), aceite (2%), residuos o pérdida (4%). De las harinas se producen
alimentos de consumo humano; los derivados de la molienda seca se emplean en la
fabricación de materiales para la construcción, para producir fluidos y para
reforzar pozos petrolíferos. También se utilizan en las industrias de
fermentación, papeles y sus derivados, drogas y productos farmacéuticos.
(Watson 1978, citado por Torregroza 1997, Ospina Rojas, 2015, p. 19).
Influencia social, económica y cultural de cada producto de
acuerdo a la región a la cual pertenezca.
Es muy difícil hablar del maíz en cada región ya que es un
producto muy versátil y su influencia no es local sino nacional. Colombia es
sinónimo de maíz. Más bien y por cuestiones de extensión se hablará de manera
general y suscita sobre el mismo. De acuerdo con el Manual técnico del cultivo
de maíz bajo buenas prácticas agrícolas, producido por la gobernación de
Antioquia:
El maíz es el cultivo de mayor área sembrada, el más
producido y consumido en el mundo desde 1998, cuando sobrepasó al trigo en
volumen de producción; además, ha venido creciendo en los últimos años a una
tasa anual del 2,5%. Se estima que el 92% de las siembras corresponden a maíz
amarillo y el 8% restante al maíz blanco. El maíz se produce en todos los
continentes; siendo 168 los países que lo cultivan. (FAO, citado en, Ospina
Rojas, 2015).
Imagen 2. Producción mundial de maíz
El maíz, el arroz y la papa son los principales cultivos
transitorios de la agricultura colombiana. El maíz se cultiva en todo el
territorio y sus siembras se realizan en dos temporadas al año, coincidiendo
con las épocas de lluvia de cada semestre.
EL maíz es considerado el principal cultivo de ciclo corto
ya que ocupa el 15% del área agrícola, es generador del 4% de los empleos
agrícolas y aporta un 3% al PIB agropecuario (El Universal, 2011, citado en,
Ospina Rojas, 2015, p. 10).
Producción nacional
En Colombia se siembran aproximadamente 600.000 ha de maíz,
siendo Córdoba y Tolima las principales zonas de producción con cerca de 80.000
hectáreas cada una.
A nivel Nacional, la mayor producción se ha concentrado en
tres departamentos, que son en orden de importancia Córdoba, Valle del Cauca y
Tolima, que siembran el 39% del maíz de Colombia; con cerca de 80.000 ha cada
uno; la zona cafetera produce el 22%; Santander y Cesar producen el 15% y el
otro 24% se produce en el resto del país. Antioquia siembra actualmente (46.400
ha), Bolívar (45.000 ha), Huila (37.100 ha), Cundinamarca (33.800 ha), Meta
(32.700 ha), Santander (32.500 ha) y Cesar Norte (30.600 ha). (Fenalce 2013,
citado en, Ospina Rojas, 2015, p. 11)
Imagen 3. Producción nacional de maíz
Antioquia es el segundo productor de maíz blanco del país,
después de Córdoba, mientras que ocupa el octavo puesto como productor de maíz
amarillo. El consumo humano de maíz blanco no es directamente del grano, sino
maíz transformado en arepas u otros alimentos que utilizan harinas precocidas o
masa húmeda como materia prima. La elaboración de arepas, tamales y otros
alimentos derivados del maíz blanco descansa en la pequeña industria artesanal.
El mercado nacional de harinas precocidas y de arepas se encuentra alrededor de
250.000 toneladas al año; la demanda del producto está centrada en los estratos
1, 2 y 3, con un consumo per cápita de 26 kilogramos al año. (Fenalce, 2007).
Conclusión
El alimento trasciende a solo comerlo. El alimento tiene
alma, tiene historia, tiene identidad. Bien tenía razón Patiño (2012) cuando
dice que para el hombre primitivo, la ingestión de alimentos estuvo asociada a
creencias animistas. El alimento tenía una virtud mágica, y por eso debía
tomarse como algo que, fuera de su valor presuntamente nutritivo (y esta
concepción debió de ser posterior), tenía un valor ritual, ya sea protector y
benéfico, o dañino, según las circunstancias. La comida participa de las cualidades
y defectos del ser del que procede. Existe una cadena trófica más compleja que
la revelada por la ciencia. Estas creencias llegaron a la sublimación en la
elección de ciertos alimentos y bebidas mágicas. (p. 35)
Este trabajo es pues una mirada al universo de la
alimentación desde la perspectiva histórica, en clave de la cultura, es
indudablemente un esfuerzo invaluable en un momento en que el tema de la comida
y la cocina está en el orden mundial, máxime si se trata de pensar lo propio,
lo familiar, lo veredal, lo regional, lo local, lo “nacional”, lo continental y
sus diversas dimensiones identitarias en el gusto y en la técnica.
(Saldarriaga, 2012, 13)
Referencias
Illera, C. (2012). Nuestras cocinas desde el Nuevo Reino de
Granada (siglo XVI)
hasta la República (siglo XIX), a la luz de los escritos de
algunos cronistas y viajeros. Carlos Illera. Bogotá: Ministerio de Cultura,
2012. Recuperado de
http://www.mincultura.gov.co/Sitios/patrimonio/bibliotecas-de-cocinas/tomos/tomo04.pdf
Ospina Rojas, J. B. (2015). Manual técnico del cultivo de
maíz bajo buenas
prácticas agrícolas. Recuperado de
http://conectarural.org/sitio/sites/default/files/documentos/MANUAL%20DEL%20CULTIVO%20DE%20%20MAIZ.pdf
Patiño, V. M. (2012). Historia de la cultura material en la
América equinoccial.
Tomo I. Alimentación y alimentos. Víctor Manuel Patiño.
Bogotá: Ministerio de Cultura. Recuperado de
http://www.mincultura.gov.co/Sitios/patrimonio/bibliotecas-de-cocinas/tomos/tomo01.pdf
Saldarriaga, G. Alimentación e identidades en el Nuevo Reino
de Granada. Gregorio
Saldarriaga. Bogotá: Ministerio de Cultura. Recuperado de
http://www.mincultura.gov.co/Sitios/patrimonio/bibliotecas-de-cocinas/tomos/tomo05.pdf
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