Al estilo de Ferrán Adriá
Antes de modificar, deconstruir o incluso copiar una receta
debemos saber por qué, para qué y, muy importante, para quién.
Filosofía de trabajo, concepto que se aplica a la forma que
tiene un restaurador de expresarse en la cocina, como se organiza y qué busca.
La filosofía personal del restaurador puede apoyarse en
muchos pilares (lo aprendido, lo vivido, lo visto), pero sin olvidar nunca al
público al que va dirigida nuestra oferta.
Es muy importante, quizá primordial, conocer los productos
con los que se quiere trabajar, sus cualidades, sus cortes más apropiados, su
versatilidad ante las técnicas de cocción, etc.
En torno al producto, se podrán definir cuáles serán las vías
a través de las que se contacta con el público.
Las fuentes de inspiración de un cocinero o de un artista
están en todos sitios: por la calle, al viajar, con los amigos, etc, debiendo
estar siempre abierto a la inspiración.
Es de vital importancia el conocimiento de las nuevas
técnicas, herramientas o productos que otros han aportado y, asimismo, hay que
estar preparado para aportar los propios conocimientos. A un lado quedó el
secretismo de los recetarios, hoy en día todos compartimos nuestros estudios y
trabajos. ¿Qué hubiera sucedido si Ferrán Adriá, su equipo y otros como ellos,
hubieran conservado para sí sus descubrimientos?
La creación de un
plato estará marcada por la expresión artística de un cocinero. El éxito de una
elaboración y su originalidad radican en saber unificar en armonía los
alimentos que la componen, empleando en cada caso la técnica de cocción más
apropiada.
En las cocciones cortas, aplicadas a un único género, se
aprecian, en mayor grado, las cualidades de los alimentos. Por el contrario,
las elaboraciones las que intervienen varios géneros sometidos a largas
cocciones presentan un sabor único como resultado de la combinación de los
alimentos.
Es fundamental respetar el producto, a su estacionalidad y a
sus características para obtener el máximo rendimiento.
Un cocinero debe, al menos:
1. Tener
destreza necesaria para la manipulación, transformación y presentación de la
materia prima.
2. Buscar la
sencillez y naturalidad de las elaboraciones, huyendo, en parte, de las
complicaciones inútiles.
3. Intentar
respetar las cocinas autóctonas, creando nuevas fórmulas.
4. Conseguir
la creación del plato mediante contrastes de sabores, colores, texturas y
temperaturas, asociando alimentos fríos, calientes, templados y crujientes,
etc.
5. Intentar
que los elementos de decoración formen parte del plato y estén en armonía con
el resto de los componentes de la elaboración, aunque, normalmente, se cae en
el error de buscar la estética a través de éstos, cuando lo más importantes es
el sabor de la preparación (además de la nutrición).
6. El aporte
de productos meramente decorativos produce, a veces, sentimientos contrarios en
el cliente. En principio, pueden parecer acertados, sin embargo, si no aportan
sabor, olor, textura o frescor, significa que, eliminando el producto de la
ecuación, ésta permanece igual, por lo que sería mejor desecharlos.
Una vez claro qué se quiere, cómo se quiere y para qué se
quiere, es el momento de pensar, acto que se denomina momento creativo.
Durante el proceso creativo se presentan dos opciones:
• Posibilidad
de crear un plato
• Apertura
de un camino, a través del cual se puedan crear más.
Una vez que se ha
estudiado, trabajado y analizado, estando al día de tendencias, técnicas,
productos, maquinaria, útiles, etcétera, a través de congresos, publicaciones y
experiencias personales, se está preparado para intentar crear un plato.
Después de lo expuesto falta la idea, aquella donde se parte
la base de la pirámide creativa. Mucho camino queda aún para llegar a la
cúspide, el cliente, quien valorará el esfuerzo y su resultado.
Tras madurar una idea hay que trabajar sobre ella, darle
forma, trabajando concienzuda y metódicamente, pudiendo ayudarnos de infinidad
de recursos, como publicaciones, coloquios, videos y todo aquello que pueda
aportar algo.
Viene a continuación la fase práctica, en la cual se llevará
a cabo pruebas, anotando los movimientos, los cambios resultados y las ideas
que surjan en el desarrollo. Esto es imprescindible para garantizar los
estándares de calidad una vez conformado el plato.
Cuando ya está todo por escrito y se han trabajado sobre el
papel no sólo opciones de técnicas posibles, de productos y de resultados, se
debe formar una idea mental, lo más real posible, del resultado gustativo del
plato, basándonos en el conocimiento de otras muchas conjugaciones anteriores.
El cocinero, desde sus inicios, va archivando mentalmente
notas de sabores de alimentos, texturas, olores, etc, en lo que se podría
denominar memoria organoléptica culinaria, de vital importancia en el momento
creativo.
Es muy útil para la experimentación la elaboración de
tablas, que agilizarán la evaluación de resultados. En estas tablas se incluirá
una lista de técnicas de cocción para alimentos, una relación de productos
naturales o suplementos, texturas y posibles acompañamientos. Con estas listas,
que ya se encuentran en el mercado, podemos modificar elaboraciones ya
existentes o crear platos. Se basan en la asociación de ideas para la confección
de un plato o la evolución del mismo.
Alain Ducasse dice en el Diccionario del amante de la
cocina:
Si debiera definir mi cocina en pocas palabras, diría que se
trata de una síntesis entre lo que me gusta, lo que sé y lo que tengo. Se
espera de mí que invente, que innove, que sorprenda, incluso…que presente una
cocina fastuosa. Cosa que hago con pasión, pero sin perder jamás el contacto
con la cocina del terruño, rural o marinera, lo que me gusta y que, en cierto
modo, me sirve de punto de referencia. Los índices golosos de mis próximos
platos los voy a buscar en los campos, los huertos, las redes de pesca y los
mercados. Exactamente ahí comienza la concepción, la creación de mis futuras
recetas, las que me apasionan, las que reflejan en el nivel más profundo la
identidad de los sabores, evitando la ilusión de la fusión, que pretende hacer
creer que uno tiene talento mezclando cualquier cosa.
El punto focal en todo esto es modernizar la receta, la
misma de toda la vida pero reconstruyendo cada una de sus partes. Son los
mismos ingredientes pero con resultados distintos.
Justificación y realización de variaciones en la decoración
y presentación de elaboraciones culinarias
Se insiste mucho en la importancia de respetar la naturaleza
y características propias del producto, de buscar la sencillez en la
presentación y decoración, sin olvidar que lo más importante es siempre el
sabor y nutrición de la elaboración.
Se hace hincapié en la preparación de salsas más sencillas
(jugos, concentrados) y en aprovechar las presentaciones minimalistas de
influencia oriental.
Los factores que condicionan la decoración son:
• El manjar
que es objeto de presentación
• El tiempo
de que se disponga para decorar
• El
personal que trabaja en la cocina
• Las
circunstancias que nos rodean
• Los
ingredientes
La estética de un plato preparado pone de manifiesto el
resultado final de una elaboración o una nueva creación.
Resulta complejo imponer una técnica de presentación, ya que
cada cocinero debe crear un estilo propio que lo caracterice, consiguiendo así
aportar a los platos estilos personalizados de rusticidad, elegancia,
sencillez, complicidad, orden o aparente desorden. Este estilo debe madurar con
el tiempo y la práctica, requisitos esenciales para adquirir experiencia.
La primera norma es la higiene y la limpieza de los platos,
recipientes y áreas de trabajo, indistintamente del producto que se presente,
para evitar cualquier riesgo en la elaboración.
La transformación gastronómica no sólo llegó a la forma de
presentar los platos, si no a la de servirlos, dejando de ser los recipientes
meros platos para pasar a ser parte implícita de la obra, apareciendo vajillas
con diseños exclusivos y multitud de formas adaptadas a cada elaboración.
También cobró aún más importancia la atención del camarero
hacia el cliente, explicando éste cada una de las elaboraciones que presenta
ante el comensal, indicando la composición, la forma de degustarlo y el orden
para apreciar todos los matices que se presentan en el plato, aclarando qué
pretende conseguir el cocinero con el plato. En la cocina clásica era necesario
que los camareros, o al menos el maître, tuviera conocimientos de cocina vista
al cliente. En la sala se elaboraban o terminaban platos con mucha maestría. Este
servicio especializado quedó en desuso con la llegada de la Nouvelle Cuisine
por aspectos como la necesidad de bastante personal cualificado, de forma que
la presentación de los platos terminados en raciones individuales se comenzó a
hacer desde cocina. Pero las tendencias actuales vuelven a contar con el
personal de sala para terminar algunos platos o elaboraciones vista al cliente.
Tendencias clásicas
Es obligatorio mencionar la importancia que ha tenido la
influencia asiática en las presentaciones actuales. A pesar de todo, no se
pueden olvidar las presentaciones clásicas, todavía presentes en algunos
establecimientos hosteleros.
Las temperaturas de servicio respetan las normas del código
alimentario:
• Plato
caliente: mínimo 65 grados
• Plato
frío: mino 6 grados
• Plato
helado: -8 grados.
El producto se reparte respetando los espacios de las
vajillas y montándolo en forma armónica. El porcionado está equilibrado con el
recipiente.
El género principal se sitúa en el centro derecha, quedando
en primer término la parte más noble.
La guarnición: Margen superior izquierdo. Siempre es
comestible.
Detalle decorativo: en lugar destacado, con función
generalmente complementaria respecto al color del género principal.
La salsa ofrece múltiples funciones, pero como elemento
decorativo no anula nunca al elemento principal.
La armonía de sabores para la decoración: Los sabores son
del mismo signo o complementarios, presentando en primer término aquellos más
suaves.
Tendencias actuales
En la construcción de un plato interviene una mayor cantidad
de ingredientes y elaboraciones. De esta forma, pueden existir contrastes de
sabor, color textura y temperatura, cambiando el obsoleto concepto de elaborar
un plato teniendo en cuenta únicamente tres elementos. (Elemento principal,
guarnición y salsa)
La disposición de los elementos que componen un plato
constituye un factor muy importante, ya que, según su ubicación, pueden aportar
unas sensaciones u otras.
Las salsas se utilizan con un nuevo concepto. Desaparecen
los abundantes salseados y las salsas constituidas por excesivos ingredientes.
Las salsas actuales son mucho más sencillas (jugos,
concentrados). En ellas se prioriza fundamentalmente la búsqueda de sabor, al
resultar tan sabrosas las cantidades también disminuyen considerablemente.
Se debe tener presente que, si predomina un sabor, el otro
puede quedar anulado, por lo que, para evitar este efecto, las cantidades deben
ser proporcionales a la sapidez de cada elemento, poniendo especial atención en
su disposición y en las cantidades.
Búsqueda de volumen y formas geométricas
Combinación de colores: será armoniosa y sutil, sin que por
ello se deban emplear infinidad de ellos, evitando que se produzca un efecto
estridente a la vista.
Utilización de presentaciones con influencia oriental, muy
minimalistas, sencillas y naturales.
Se tendrá en cuenta en el momento del emplatado, si se desea
que el cliente aprecie a primera vista todos los componentes del mismo, o si de
lo contrario, se busca la sorpresa en el comensal, escondiendo, en la
presentación algunos ingredientes del plato.
El empleo de vajilla con diseños innovadores (platos de
diferentes formas, tamaños, copas, boles, cucharillas, vasitos, piedras como la
pizarra, etc.), lo cual obliga a una disposición particular de los componentes
de la elaboración para obtener un montaje vanguardista.
La presentación de un plato juega un papel tan importante
como las elaboraciones. Basta con observar platos actuales para comprobar que
es todo un arte (disposición de los elementos sin dejar nada al azar,
representaciones de paisajes o conceptos.
No cabe duda de que para realizar cualquier presentación en
un plato, o simplemente para cocinar, es necesaria una correcta mise en place,
pero además es imprescindible una perfecta organización, planificación y
previsión, puesto que nada puede quedar al azar, cada elemento tiene su lugar,
su tamaño y su porqué.
Nota: No olvidar la importancia de las transformaciones del
plato original
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